El camino cada vez se hacía más corto, aunque el dolor no hacía que pudiera notarlo. Árboles y cemento quemados por el sol y el desgaste diario.
Millones de pasos en su camino, pasos orgullosos, tristes, románticos, furiosos, elegantes y glamorosos.
El otoño afectaba el ánimo, decían todos. No lo creía así. Todo pasa por algo, tampoco confiaba en eso.
La única certeza que existía es que las hojas de los árboles caen con el tiempo, tan livianas como la pluma y tan rápidas como el invierno. Sentir el sonido de las hojas rotas por sus pies era lo único concreto ahora.
Hojas Secas
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otoño
- sábado, 23 de mayo de 2009
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